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domingo, 20 de junio de 2010

EL MILAGRO DE LA REVOLUCION...


A mis cuarenta-tantos, por fin puedo decir, que he sido testigo de una revolución, he sido testigo de como el entusiasmo de unos pocos, puede romper tábues, acercar generaciones y proporcionar ilusión, demostrando que tan solo hace falta un poco de locura para saltarse las barreras de lo establecido o lo políticamente correcto. todo ocurrió el sábado 19 de Junio de 2010, a las no se que de la noche, la hora no es mas importante en este caso y personalmente solo se que ya llevaba yo unos cuantos gin-tonics en el cuerpo, la fecha si es importante, pues a partir de ahora se estudiara en las escuelas, o por lo menos en una, a partir de ahora habrá un antes y un después en las cenas de 6ºde la escuela Jaume Balmes de Sant Feliu deCodines (escuela a la que pertenecía mi hija hasta el sábado, el próximo año y como previo paso por la adolescencia y los granos se incorpora a l'institut 1º ESO). Echa esta aclaración, inútil, sí, pero necesaria para continuar con la historia que nos atañe. Pues eso, fiesta fin de curso, alumnos de 6º, que abandonan la escuela, padres de todo tipo y nivel, cena con profesores y miembros directivos, ( vamos coñazo, de los gordossssssssssss), disjokey contratado para la ocasión, pinchando música hortera, niños aburridos, padres envueltos en conversaciones enlatadas y sin fundamento, las madres pelotas peloteando a la directora, y los profesores mirando el reloj y buscando la mejor excusa para abandonar el local (que realmente es lo que hubiera echo cualquiera de los padres si no fuera por el que dirán). Pero de repente , el disjokey, ignoro si por univocación o por aburrimiento obro el milagro, pincho una canción punk de los ochenta (no recuerdo bien si de "eskorbuto" o de "la polla records"), lo que si sé es que sonaba a todo volumen y lanzaba proclamas a la revolución acompañadas de un rascar de guitarras y aporreo de batería ensordecedor, que personalmente a mí, y otros tres padres, que departíamos en ese justo instante sobre la falta de valores en la sociedad actual, nos transformó y como poseídos por el espíritu del mismo "Sid Vicius", salimos a la pista a bailar "ska", como si hubiéramos vuelto a la adolescencia recordando aquellas fiestas de litrona y bomitera de nuestra juventud, allí estábamos en la pista un roquero con poco pelo, un progre sin greñas y con barriga y el único heavy del mundo que se casó con una señora que tiene migrañas y lo tiene sometido como un preso en un penal (tiene restringida todo tipo de fiesta o muestra de alegría), pero hoy no se porqué, aquí estaba dando patadas al aire y chocando su hombro contra el mio y yo el mio contra el del otro, y los niños mirando con los ojos como platos sin saber que es lo que estaba pasando, los padres y la directora y las pelotas y las profesoras, todos callados mirando con cara de circunstancias, nosotros riendo, gritando (mas que cantando) la letra de la canción, y bailando (si aquella danza demoniaca se le puede llamar baile), entonces surgió el milagro, los niños se unieron a nuestra danza, todos sin excepción, poco a poco se fueron juntando padres, aquel del Opus con su traje y cara de amargao, allí estaba chocando su hombro con la señora del heavy (la de las migrañas), que daba patadas al aire como si la vida le fuera en ello, y poco a poco la pista se fue quedando pequeña, y todos nos fuimos despojando de nuestra falsa apariencia de padres responsables y respetuosos con las normas ,y dejemos rienda suelta a nuestro verdadero yo el que todos llevamos dentro, por unos momentos ya no hubo distinción de raza, color o estatus, todos reíamos y disfrutamos de la música y la compañía , que a partir de ese momento daba igual lo que fuera todo se bailaba, desde el rock de los sesenta hasta el ultimo éxito de Lady Gaga, la fiesta terminó tres horas mas tarde bailando todos cogidos el mundialmente conocido "Paquito el Chocolatero" todos sin excepción, padres, hijo y hasta el Espíritu santo si hubiera estado allí...
Esta mañana me he levantado, con los efectos de la revolución marcados en el cuerpo, dolor de cabeza, malestar general, pero con el alma enchida de orgullo al ver la cara de felicidad de mi hija cuando me ha despertado con un "viva la revolución"...

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